Existen cambios relacionados al envejecimiento de los que muchos no se percatan, uno de ellos es la dificultad para perder peso. La ciencia ofrece explicaciones para entender por qué resulta difícil al cuerpo humano adaptarse a dietas y ejercicios para perder peso.
La Agencia para la Investigación y la Calidad de la Atención Médica explica que a medida que se envejece se puede ganar entre 0.5 a 1 kilogramo por año de manera natural. En un inicio este peso resulta insignificante para la persona, pero con el paso de los años resulta en un aumento significativo, en algunos casos llegando a presentarse la obesidad.
La obesidad suele incrementar a partir de los 20 años, pero el pico máximo se alcanza entre los 40 y 59 años.
Luego de los 60 años, la incidencia disminuye ligeramente. El problema es que a esta edad no solo se pierde grasa, sino también músculo.
Razones por las que es difícil bajar de peso mientras se envejece
Pérdida de masa muscular
Después de los 30 años ocurre algo llamado sarcopenia, es decir la disminución de la masa, fuerza y función muscular.
La masa muscular tiene la importancia de mantener firme el cuerpo, pero también posee la capacidad de quemar más calorías que la grasa, incluso cuando la persona se encuentra en reposo.
La falta de actividad física constante no solo deriva en problemas de salud, sino que reduce la necesidad calórica del cuerpo, quienes no reducen su ingesta calórica aumentarán de peso.
Cambios hormonales
Mientras se envejece, hombres y mujeres experimentan cambios hormonales normales, esto también afecta el peso. Durante la menopausia, disminuye la producción del estrógeno, y esto facilita la acumulación de grasa en el abdomen.
La reducción de la testosterona también provoca dificultades para distribuir la grasa y masa muscular. Así, que la quema de calorías se dificulta.
También la producción de la hormona de crecimiento (GH) disminuye con el paso de los años, afectando el mantenimiento de los músculos.
Metabolismo lento
Con el paso de los años, también ocurre una ralentización del metabolismo, es decir, el proceso de convertir calorías en energía es menos eficiente.
Aunque el tamaño corporal, el sexo y algunas enfermedades como el hipotiroidismo, están relacionadas a este cambio, la actividad física también influye.
Estrés
La carga de trabajo de una persona puede limitar el tiempo y energía para realizar ejercicio. A esto se le añade el sedentarismo, hábitos alimenticios poco saludables, y el estrés también afecta la pérdida de peso.
Debido a que el estrés laboral aumenta los niveles de cortisol, potencia la producción de la hormona del hambre: la grelina, y esto lleva en muchas ocasiones a buscar alimentos rápidos y ultraprocesados para saciarse.
En conclusión, es necesario llevar una vida activa para evitar el aumento de peso; sin embargo, si se sufre de obesidad es de vital importancia acudir al médico para ser evaluado y recibir un plan alimenticio y de ejercicio adecuado.