Sarah Culberson, fue adoptada y criada en Estados Unidos como una persona normal, hasta que un día recibió el llamado de su tío, quien le reveló que era la princesa de Sierra Leona.
Esta mujer tuvo una infancia relativamente normal, cuando tenía un año fue adoptada. Su padre biológico, Joseph Konia, se encontraba estudiando en el país y se enamoró de una camarera, quien resultó embarazada. Sin embargo, ninguno de ellos estaba en una situación para poder cuidar de Sarah, por lo que decidieron darla en adopción.
Su tío le contó que su madre había fallecido hacía 17 años, y desde ese momento estaban buscándola, también le explicó que su padre seguía vivo, y que actualmente era la heredera al trono de Sierra Leona.
La noticia cambió por completo la vida de Sarah, no por el hecho de ser una princesa, sino por conocer la realidad que vive su pueblo. Su primera visita al reino la hizo en 2004, descubriendo a que muchos niños les faltaban extremidades, las escuelas eran escombros, los barrios estaban quemados o destruidos.
“Fue abrumador. La realidad no era solo: ‘Vengo a conocer a mi familia y todo es perfecto’. Fue una verificación de la realidad. Esto es lo que la gente ha estado viviendo. Esta es mi familia. ¿Cómo esta princesa va a ser parte de esta comunidad y marcar la diferencia en el país?”, dijo en una entrevista a NBC.
Desde ese momento, la joven comenzó a trabajar para transformar la vida de los habitantes de Sierra Leona.
En 2006 creó la Fundación Sierra Leone Rising, que tiene el fin de dar una escuela digna a los estudiantes, además de proporcionar agua potable a las zonas. Otro de los avances que ha tenido es el dar productos de cuidado personal a las mujeres que menstrúan.
Pasaron 16 años desde que su vida cambió para siempre, y aunque aún tiene sueños personales, como el bailar y actuar, sus responsabilidades para con su pueblo son más importantes.
Fuente: Upsocl