Desde 2005 se ha detectado que delfines están muriendo a causa de una misteriosa enfermedad que parece estar conectada al súbito calentamiento global.
Se trata de la enfermedad de agua dulce, esta es una afección que causa dermatitis cutánea en los delfines. Aunque esta dermatitis no es mortal, provoca lesiones ulcerosas, un blanco fácil para la aparición de baterías mortales.
Tras el paso del huracán Katrina, en 2015, biólogos de Nueva Orleans (Estados Unidos), encontraron delfines de nariz de botella muertos, con lesiones ulcerosas. En ese entonces no se encontró el origen de la enfermedad.
Es desde ese entonces que el Centro de Mamíferos Marinos de California y la Universidad de Murdoch en Australia han estado investigando la causa de esta afección, cada vez es más común.
A 15 años de encontrar los primeros ejemplares con esta afección, se ha publicado un estudio en Scientific Reports, en donde describe que esta enfermedad está relacionada con la disminución de salinidad de los mares.
La enfermedad de agua dulce está estrechamente relacionada al cambio climático y alteración de los océanos, que pierden salinidad conforme los polos se deshielan.
Y esta desalinización es aún más grave cuando ocurren tormentas y huracanes intensos. “El incremento de la severidad y la frecuencia de tormentas, huracanes y ciclones, arrojan volúmenes inusuales de lluvia que convierten las aguas costeras en agua dulce”, señalan el estudio.
Este entorno hostil para los delfines permanece así durante meses tras el paso de un huracán o tormenta. Es allí, cuando los delfines “desarrollan lesiones cutáneas irregulares y elevadas en todo el cuerpo”, muchos de los ejemplares encontrados tienen lesiones en un 70% de su piel.
Esta es la primera investigación en la que se relacionan una enfermedad cutánea al cambio climático.
Fuente: National Geographic