El presidente Donald Trump sigue dando de qué hablar y es que retiró a Estados Unidos por segunda vez del Acuerdo de París, ¡un golpe devastador contra el planeta! Además, declaró “emergencia energética” con el fin de aumentar la extracción de petróleo y debilitar las normas de contaminación. Lo que se traduce en un declive ecológico que podría causar la muerte de la tierra. ¿Te suena a una película?

Wall E puede ser una película incomoda para el máximo mandatario de US, pues lejos de ser una simple aventura robótica, esta película se erige como una crítica social, una advertencia revestida de ternura sobre el rumbo que estamos tomando en nuestra relación con las decisiones sobre nuestro planeta.
“Wall-E” nos transporta a un futuro no tan lejano donde la Tierra, devastada por la contaminación y el consumismo desmedido, ha sido abandonada por la humanidad. Los humanos, ahora habitantes de la lujosa nave espacial Axiom, viven inmersos en una realidad virtual, completamente dependientes de la tecnología para cada aspecto de su existencia.

La dictadura de la comodidad: En Axiom, la tecnología no es una herramienta, sino un amo. Los humanos, convertidos en seres obesos y atrofiados, se desplazan en sillas flotantes, interactúan a través de pantallas y ven sus necesidades satisfechas por máquinas omnipresentes. Esta imagen, aunque caricaturesca, nos interpela directamente: ¿hasta qué punto la búsqueda de la comodidad nos está llevando a delegar funciones vitales y a perder habilidades esenciales?

El abismo del sedentarismo y la desconexión: “Wall-E” nos muestra las consecuencias físicas de esta dependencia: cuerpos inertes, músculos atrofiados, una desconexión total con el mundo real. Pero la advertencia va más allá del plano físico. La película denuncia la pérdida de la conexión con la naturaleza, un vínculo que nos define como especie y que se ve amenazado por la creciente digitalización de nuestras vidas. La Tierra, convertida en un vertedero espacial, simboliza la tragedia de un planeta abandonado a su suerte por una humanidad absorta en la virtualidad.
El consumismo como motor de la decadencia: “Wall-E” también lanza una crítica mordaz al consumismo desmedido, un motor que impulsa la producción desenfrenada y la acumulación de residuos. La tecnología, en este contexto, se convierte en un instrumento al servicio de la satisfacción de deseos vanales, contribuyendo a la degradación del planeta.

Sin embargo, en medio de este panorama distópico, “Wall-E” nos ofrece un rayo de esperanza. A través de la entrañable figura del pequeño robot recolector de basura, la película nos recuerda que aún hay tiempo para revertir el rumbo. La búsqueda de una planta, un símbolo de vida y renacimiento, impulsa a Wall-E y a Eva a emprender un viaje que culmina con el regreso de la humanidad a la Tierra. ¿Crees que Donald Trum llegue a ser más conciente de su accionar con el planeta si ve Wall E? ¡No te pierdas este clásico de la animación el domingo por Canal 3 a las 5pm!