Gema Sagastume López, tenía solo 24 años, cuando fue una víctima de una mala práctica de cirugías estéticas. La joven querida por su familia y amigos, se encontraba estudiando dos carreras universitarias, trabajaba y practicaba deporte; sin embargo, los estándares sociales le hacían creer que no era suficiente.
Sus amigas comentaron al grupo de Expedientes, que Gema comenzó a pensar en someterse a una cirugía estética para reducir tallas. Aunque la familia no estaba de acuerdo con la intervención quirúrgica, decidieron mostrarle su apoyo.
Para costear la cirugía, fue necesario que Gema realizara un extra financiamiento de 25 mil quetzales, y tras una pequeña conversación a través de redes sociales, entró a cirugía.
Mara, madre de Gema, explica que el médico les aseguró que todo estaría bien, sin embargo, horas después, el mismo médico les comunicó que existió un problema durante la intervención y la joven falleció.
Tanto el cirujano como la anestesista aseguraron que no existía mucho que hacer luego de la complicación. La sorpresa de la familia llegó al descubrir que el cirujano no era colegiado activo.
Gema podría continuar con vida si tan solo el cirujano le hubiera colocado un expansor de plasma y hubiera realizado una transfusión.
La familia busca justicia para su caso y que este tipo de casos no vuelvan a repetirse.
Se calcula que cada año mueren 2.6 millones de personas a nivel mundial a causa de negligencias médicas, en Guatemala se sabe que el INACIF investiga 171 de estos casos, cuatro de ellos corresponden a malas prácticas en cirugías estéticas.