El gobierno de Donald Trump ha expresado su respaldo al cierre de USAID, afirmando que la corrupción dentro de la agencia ha alcanzado niveles inaceptables.
Para reforzar esta medida, el gobierno ha ordenado el regreso de miles de empleados en el extranjero a Estados Unidos y ha congelado la ayuda humanitaria al exterior.
La postura del gobierno refleja un intento por desmantelar la principal entidad de ayuda humanitaria del país.