Las autoridades de Estados Unidos arrestaron a 538 migrantes ilegales y deportaron a cientos en una operación presentada como la más grande de su historia, poco después de la investidura de Trump. Dos vuelos de deportación llegaron a Guatemala, pero el gobierno mexicano rechazó uno de ellos. Trump había tildado a los migrantes de “criminales” y “salvajes” durante su campaña presidencial.