El pasado miércoles se disipó sobre El Salvador Iota, tras dejar al menos 25 personas sin vida, poblados inundados y daños a la infraestructura vial.
Desde que tocó tierra el lunes en Nicaragua como huracán categoría 5, Iota, es el segundo ciclón del mes después de Eta, quien inundó viviendas y extensas regiones de cultivos, derribó árboles, dejó incomunicados decenas de poblados.
Luego de degradarse a tormenta tropical sus “remanentes de humedad asociados” se ubican a 35 km al oeste-noroeste de San Salvador, informó el ministerio del Ambiente de ese país.
En San Salvador, aunque el peligro de las lluvias se mantiene y el “trabajo de prevención”, con evacuaciones oportunas, evitó que el país sufriera más víctimas.
El secretario político de Nicaragua, Yamil Zapata, señalando que el ciclón terminó de derribar gran parte de la infraestructura en esa ciudad de más de 40.000 habitantes.
Por su parte Honduras sufrió inundaciones pero los presagios de muerte y mayor destrucción no se cumplieron, con precipitaciones menores a las previstas luego de que el ojo de la tormenta cruzó velozmente por el sur del país.
Las fuertes lluvias también impactaron Guatemala con el desborde ríos y la caída de árboles en carreteras, entre otros incidentes, sin causar víctimas, según las autoridades. El doble impacto de las poderosas tormentas provocó llamados a atender los efectos del cambio climático y pedidos de ayuda internacional.
“Iota y Eta forman parte del golpe del cambio climático a Centroamérica que en pocos días han dejado luto y destrucción”, declaró el coordinador de la ONG Unidad Ecológica Salvadoreña, Mauricio Sermeño.
Centroamérica es blanco de los huracanes que se forman en el Caribe, pero también vulnerable a la erupción de una treintena de volcanes activos y a constantes terremotos por formar parte del Cinturón de Fuego del océano Pacífico.
Fuente: lafm.com.co