53 migrantes perdieron la vida en el furgón que se transformó en una trampa mortal para quienes anhelaban llegar a Estados Unidos y cumplir sus sueños: mejorar su vida y la de sus familias.
En esta investigación de “La Huella del Crimen”, Alejandro Esquite y José Luis de León, analizaron las condiciones en las que viajaban los migrantes abandonados dentro del furgón en San Antonio, Texas (Estados Unidos), el pasado lunes 27 de junio.
¿Cómo viajaban los migrantes dentro del furgón?
En un contenedor de 15.80 metros de profundidad, 2.80 metros de alto y 2.55 metros de ancho, viajaban 67 migrantes de diferentes nacionalidades. Haciendo un cálculo cada uno de ellos tenía medio metro cuadrado.
Los furgones se elaboran con lámina, madera y plástico, este era la excepción.
Ese día, la temperatura en San Antonio, Texas, alcanzaba los 38° Celsius, por lo que dentro del furgón, sin ningún tipo de ventilación debido a que el aire acondicionado dejó de funcionar, los migrantes experimentaron temperaturas superiores a los 50° Celsius.
Con esas altas temperaturas, los migrantes permanecieron tres horas y media, encerrados.
Los migrantes no solo experimentaron deshidratación dentro del furgón; algunos llegaron a experimentar fallas hepáticas, fallas renales, falles neuronales, y la mayoría de ellos terminó falleciendo por lo extremo de la situación.