El síndrome de Guillain-Barré (SGB) se manifiesta como un trastorno grave donde el sistema inmunitario del cuerpo ataca parte del sistema nervioso periférico, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta afección puede afectar los nervios que controlan los movimientos musculares y transmiten sensaciones dolorosas, térmicas y táctiles.
Síntomas del síndrome de Guillain-Barré según la Organización Mundial de la Salud
Los síntomas iniciales incluyen debilidad muscular o sensación de hormigueo, generalmente comenzando en las piernas y extendiéndose a los brazos y la cara. En casos más severos, estos síntomas pueden evolucionar hacia la parálisis en las extremidades o los músculos faciales.
Aproximadamente un tercio de los pacientes experimenta afectación de los músculos torácicos, complicando la respiración. En situaciones críticas, el SGB puede comprometer la capacidad para hablar y tragar, considerándose potencialmente mortales.
A pesar de la gravedad, la mayoría de los pacientes se recupera completamente en pocas semanas, aunque algunos pueden experimentar debilidad persistente. Sin embargo, es importante mencionar lo dicho por la OMS: “incluso en los entornos más favorables, un número reducido de pacientes con síndrome de Guillain-Barré muere a causa de las complicaciones. Pueden incluir la parálisis de los músculos que controlan la respiración, sepsis, trombosis pulmonar o parada cardíaca”.
Tratamiento para el síndrome de Guillain-Barré
No hay una cura específica para el SGB, pero el tratamiento se centra en mejorar los síntomas y acortar su duración. Los pacientes deben ser hospitalizados para un estrecho monitoreo, que incluye la vigilancia de la respiración, actividad cardíaca y presión arterial. En casos de dificultad respiratoria, se recurre a ventiladores.
Dada la naturaleza autoinmunitaria del SGB, se utiliza inmunoterapia en la fase aguda. Métodos como la plasmaféresis para eliminar anticuerpos sanguíneos o inmunoglobulinas intravenosas son empleados. Se ha observado que iniciar la inmunoterapia entre 7 y 14 días después de la aparición de los síntomas ofrece los mayores beneficios.
En la fase de recuperación, algunos pacientes pueden necesitar rehabilitación para fortalecer la musculatura y recuperar el movimiento. A pesar de los esfuerzos terapéuticos, un pequeño número de pacientes puede enfrentarse a complicaciones graves, como la parálisis respiratoria, sepsis, trombosis pulmonar o paro cardíaco.
*Referencias: Organización Mundial de la Salud (OMS)