Cada 7 de diciembre es tradición quemar muñecos o piñatas en forma de diablos, como representación de dejar todo lo malo en cenizas.
Muchas personas realizan esta quema con la convicción de que esta acción representa la quema de los males que se han sufrido durante todo el año y se da inicio a las cosas buenas.
Durante los últimos años, esta tradición ha sido criticada por la quema de materiales dañinos para el medio ambiente.