Según Sonia Villapol, investigadora principal del Houston Medical Institute, el 70% de los asintomáticos, especialmente los de edad joven, tiene algún órgano afectado cuatro meses después de haberse producido el contagio.
La declaración se produce días después de que el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, informara que se han detectado graves secuelas a largo plazo en las personas que enfermaron de coronavirus.
“La OMS está detectando efectos secundarios en corazón, pulmones, salud mental o cerebro”, declaró la directora técnica de la OMS, Maria Van Kerkhove.
El virus puede invadir el cerebro y dañar una capa que protege a las terminaciones nerviosas. La función de esta capa protectora es evitar que aparezcan problemas neurológicos. Por ello, ha habido pacientes de coronavirus que han desarrollado enfermedades como parkinson, esclerosis múltiple o, Alzheimer.
El equipo de oftalmología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid) ha descubierto que el 11% de los pacientes infectados han padecido conjuntivitis en los ojos.
Al parecer, esta sintomatología no se habría comenzado a asociar al contagio, pero esta investigación relaciona ambas dolencias al estudiar que el virus podría penetrar en las vías respiratorias a través del lagrimal.
“Se puede presentar como un ojo rojo, tanto en uno como en otro, acompañado de secreción”, explica Noemí Güemes.
Además, los oftalmólogos, que habrían encontrado el virus en las lágrimas de enfermos de COVID-19, estudian si la enfermedad podría crear trombos, estos son coágulos sanguíneos que impiden la circulación de la sangre y que pueden ocasionar graves problemas de salud.
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Fuente: as.com