La muerte es un proceso natural de la vida y se conoce que le sucede a todos los seres vivos; sin embargo, existe una planta que “no puede morir” y tras realizar investigaciones, revelan el secreto genético por el que esto es posible.
Los estudios fueron realizados y publicados recientemente en la revista científica Nature Communications, en esta se detalla lo encontrado en la planta conocida como Welwitschia, una de las plantas más antiguas del mundo.
La planta es una de las más relevantes del árido desierto de Namib, ubicado entre Angola y Namibia.
Su nombre en afrikáans (‘tweeblaarkanniedood’) significa ‘dos hojas que no pueden morir’; esto hace referencia a las dos hojas que tiene, mismas que se alargan constantemente, con una vida que puede durar milenios.
Andrew Leitch, genetista de plantas de la Universidad Queen Mary de Londres y uno de los autores de la investigación comenta: “Esta planta puede vivir miles de años y nunca deja de crecer. Cuando deja de crecer, está muerta”; aunque por el momento se conocen ejemplares que crecen y no dejan de hacer desde hace más de 3 mil años.
Tras las investigaciones, se cree que algunos ejemplares tienen más de 3 mil años.
En los estudios liderados por Tao Wan, botánico del Fairy Lake Botanical Garden en Shenzhen (China), analizaron el genoma (conjunto de genes) de la planta para entender su forma única, longevidad extrema y la profunda resiliencia.
Fue así como se logró concluir que hace aproximadamente 86 millones de años, debido a las sequías, el genoma de la planta se duplicó por un error en la división celular y eso es lo que ahora permite su forma.
Existen otros cambios en el ADN ; este proceso, junto con otras fuerzas selectivas, redujo drásticamente el tamaño y el costo de mantenimiento energético de la biblioteca duplicada de ADN de Welwitschia, lo que le dio “un genoma muy eficiente y de bajo costo”, señala Wan.
Todos estos cambios permiten que la planta sea diferente y que los ejemplares más antiguos lleven más de 3 mil años y continúen sin poder morir.
Las lecciones genéticas de Welwitschia pueden ayudar a los humanos a producir cultivos más resistentes y menos sedientos en un contexto de calentamiento global, por lo que se cree que este descubrimiento puede ayudar en otros cultivos.