El refrán “¡Calladito más bonito!”, para algunos expertos, puede resultar soga para nuestro cuello, sobre todo si se convierte en hábito, el hábito de callarse y no decir lo que pensamos, sentimos, los que, finalmente se saldrán por los poros en forma de padecimientos: son las conocidas enfermedades psicosomáticas.
Una experta de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional (UNA) hizo un acercamiento al tema; y da pistas de cómo desatar esos viejos “nudos”.
A través de la Conferencia virtual Emociones y enfermedades psicosomáticas en tiempos de pandemia, el pasado 15 de octubre: “Estas enfermedades son expresiones de emociones que no se están reconociendo, ni nombrando, quedaron atascadas y que por lo tanto el cuerpo las manifiesta. Cuando nos silenciamos, aquello se manifiesta en lo corporal, desde un cáncer hasta un padecimiento cardiaco”, explica Mayela Rodríguez, psicóloga, psicoanalista y académica de la Escuela de Psicología de la UNA.
No se trata sólo de una vivencia individual, es una experiencia social: “la cultura nos impone un silencio sobre las emociones. Y esto termina normalizándose: el mejor empleado es el que no reclama mucho, la mejor niña es la callada y no molesta, o como decimos, calladito más bonito, un dicho siniestro por cierto, a mi parecer, con implicaciones tremendamente nocivas. Así aprendemos desde temprano que quien expresa su enojo, sus carencias, corre el riesgo de ser llamado revoltoso, histérica”, comentó la psicoanalista.
Es justo allí, donde el contexto de la actual nos explota en la cara. “Ninguna crisis social pasa sin afectar la subjetividad; la pandemia está llevando a nuestro cuerpo a expresar enfermedades: la dificultad para abrazarnos, la afectación al bolsillo, el miedo a enfermar, genera emociones como el enojo, la tristeza, y que hoy se expresan usando el cuerpo”, concluye Rodríguez.
¿Podemos hacer algo desde nuestras casas en tiempos de Covid? Sí, dice la conferencista: “primero debemos reconocer las emociones ligadas a esa historia personal. Además, hacernos acompañar en un proceso de psicoterapia, con un profesional. Y finalmente identificar aquello que no queremos repetir más, atrevernos a hablar en grupos, con vecinos, amigos, para nombrar lo que sentimos”.
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Fuente: repretel.com