Antonio Sena, era el piloto del Cessna 210 hacia una mina ilegal en Amazonía, Brasil, sin embargo, sufrió un accidente que lo llevó a pasar 38 días perdido en la selva.
Según explicó el piloto de 36 años, antes de estrellarse, consiguió dirigir el monomotor desde unos 1.000 metros de altura hasta un valle, a medio camino entre la localidad de Alenquer, de donde había despegado y la mina ilegal California en Pará.
Tras estrellarse, el hombre salió tan rápido como pudo del avión y tomó “todo lo que fuese útil”. Poco después el avión explotó.
Sena explicó que durante los primeros cinco días de estar en la selva, escuchó a equipos aéreos buscándolo, pero la vegetación no permitió que lo vieran. Tras ello, dejaron de buscarlo. “Quedé devastado, pensé que no iba a salir de allí, que me iba a morir”.
Como conservaba su celular, el GPS permitió determinar su ubicación y trazó un camino hacia dos pistas de aterrizaje en las que había presencia humana.
Durante su recorrido hacia la civilización, Sena perdió 25 kilos. Fueron 28 kilómetros en los que observó a monos y consumía lo que veía comer a ellos.
Fue en el día 35 que Sena escuchó por primera vez una motosierra a la distancia. Al día siguiente el sonido se repitió y caminó hacia él, hasta encontrar un campamento de recolectores de castañas.
Uno de los recolectores le ayudó a contactar a su madre para decirle que estaba vivo. Sena reflexiona: “A pesar de las circunstancias que me llevaron a hacer ese vuelo (…), haber sido encontrado por una familia de extractivistas, que trabajan en conexión (con la naturaleza), que no agrede la selva… ¡para mí fue mágico!”.
Fuente: France 24