Edna Cedrick, acuna a su hijo de nueve años que sufre de albinismo, al igual que su gemelo que fue secuestrado y decapitado.
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La familia dormía, cuando hombres agarraron a un gemelo.
“Me aferré a él por la cintura y protegí al otro con la espalda”, relata.
Sin embargo, no puedo hacer mucho, porque un asaltante le cortó la frente con un machete.
Cuando la policía pidió a la señora Cedrick que identificara a su hijo, únicamente pudieron mostrarle su cabeza, porque el resto del cuerpo había sido cortado para usarlo en rituales de magia negra.
Este niño de nueve años es la última víctima de cazadores que operan en el sur de África dirigiendo su atención a albinos.
Las partes del cuerpo son vendidos para crear pociones, que los brujos afirman aportan riqueza y buena suerte.
Al menos 18 personas albinas han muerto en Malawi, en un “aumento abrupto de matanzas” desde noviembre de 2014, cinco personas han sido secuestradas y permanecen desaparecidas, indica un informe de Amnistía Internacional.
Sin embargo, se cree que la cifra es mayor, ya que en zonas rurales los homicidios no son reportados.