Zoe Snoeks, una mujer de 33 años, murió al caer de un precipicio, esto mientras intentaba tomarse una ‘selfie’ disfrutando de sus vacaciones.
Joeri Janssen, esposo de la víctima, indicó que desde el levantamiento de las restricciones por la pandemia se dedicaron a viajar frecuentemente, por ello dejaban un registro fotográfico de cada lugar visitado.
El día del accidente, la pareja belga estaba por empezar el regreso a su hogar en Limburgo. Sin embargo, antes de partir buscaron una zona rocosa y de acantilados para visitar.
En el lugar, Zoe le pidió a su esposo que cuidara a los perros con los que viajaban porque ella se tomaría una ‘selfie’ desde el precipicio.
“Me volví hacia los perros y les dije que esperara. Cuando me volví hacia Zoe, ella ya no estaba allí. Acababa de desaparecer. Debe haber sucedido en menos de cinco segundos”, contó Joeri. Y agregó: “No vi ni escuché nada. Sin crujidos ni gritos. Miré hacia arriba y solo vi polvo. La llamé, aunque sabía que era inútil. El abismo tenía varias decenas de metros de profundidad”.
El esposo intentó llamar de inmediato a los servicios de emergencia, pero no tenía señal, por lo que tuvo que regresar al hotel para pedir auxilio.
Un grupo de rescatistas, bomberos y representantes de otros organismos de seguridad llegaron al lugar, pero al encontrar a Zoe esta se encontraba sin vida.
Su esposo contó luego que al serle entregado el teléfono pudo observar la foto que tomó al borde del acantilado.
Fuente: El Universal