Al hablar de minería, muchos pueden llegar a pensar en excavaciones de minerales valiosos para grandes empresas. Sin embargo, en Guatemala existen otra clase de mineros: aquellos que buscan entre desechos para llevar un plato de comida a sus familias.
La pobreza y la falta de empleo obliga a decenas de personas a trabajar en esta clase de minería, buscando oro, plata e incluso monedas, relataron al equipo de Expedientes.
Es ese mismo lugar, el que motiva a residentes a buscar un futuro mejor y finalmente abandonarlo. Debido a ello, es que muchos padres han procurado brindar estudios a sus hijos. Sin embargo, el perjuicio ha causado que muchos de estos profesionales continúen trabajando en la mina.
Hasta 2009 se estimaba que, en el basurero municipal de la Ciudad de Guatemala, habían cerca de 5000 personas que se dedicaban a buscar entre los desperdicios.
Parte de los metales que se extraen en este tipo de minería, son vendidos a chatarreras. En estos lugares se clasifica y revende todo. Cada una de las piezas tiene un valor en el mercado.
‘El Portón Negro’ es una de las recicladoras más grandes de la ciudad. Aquí, personas pobres de las zonas 3, 7 y 18 han obtenido un trabajo en condiciones deplorables: sin un sueldo fijo, condiciones de salubridad y por encima, las amenazas de extorsionistas.
Y estos mismos grupos de extorsión, son quienes han hecho de su objetivo a los recolectores de basura, ciudadanos que madrugan para poder proveer de lo básico a su familia.
En lo que va del 2021, siete recolectores de basura han sido asesinados por estos grupos criminales. Uno de estos trabajadores, ha narrado el temor que viven día a día, especialmente cuando motocicletas pasan cerca de ellos.
Por cada camión de basura, los dueños deben pagar de manera semanal entre 300 y 400 quetzales a cada grupo de extorsionistas e imitadores.