Mientras Lois Walker, una mujer británica de 37 años se encontraba en cesárea cuando su médico detectó que esta tenía un cáncer terminal avanzado en etapa 4.
Ray, el médico que descubrió los numerosos tumores que invadían el cuerpo de Lois, explicó que en ese preciso momento no pudo contener las lágrimas y rompió a llorar.
El médico tuvo que comunicarle luego de la operación a Walker que no le quedaba mucho tiempo de vida.
“Mis hijos son mi propósito. Quiero concentrarme en crear recuerdos. Si el amor pudiera salvarme, nunca moriría”, agregó la madre de tres niños.
La paciente explicó que desde hacía 12 meses sufría de dolores abdominales, pero durante todo ese tiempo creyó que se trataban de problemas de ansiedad. Cuando descubrió que estaba embarazada, los médicos le recetaron medicamentos para tratar el síndrome del intestino irritable y le pidieron evitar los productos lácteos. Incluso uno de sus médicos le ofreció medicamentos para tratar la hipocondría.
Aunque ella le preguntó si podría tratarse de cáncer, pues ya había sufrido de esa enfermedad en la piel, el médico le respondió que ella estaba “envejeciendo” y su cuerpo “ya no funcionaba bien”.
Durante su embarazo los dolores solo continuaron aumentando hasta el punto de no dejarla caminar o comer. Cuando ella amenazó con acabar con su vida si sus temores no eran tomados en serio, y los médicos únicamente decidieron enviarla con un equipo de salud mental.
En septiembre de 2021, su médico descubrió una masa detrás del útero, por lo que programó el parto para el día siguiente.
Apenas nació su tercer médico, Ray, quien atendió el parto le preguntó: “¿No dijiste que no te habías hecho una cirugía abdominal?”, cuando Lois le aseguró que nunca se sometió a dicho procedimiento, el médico envió muestras para practicarles biopsias.
“El médico me agarró la mano, lloró, y dijo que me había defraudado”, contó Lois.
Aunque el cáncer de Lois estaba en etapa 4 y este estaba esparcido por gran parte de su cuerpo, se sometió a seis rondas de quimioterapias y dos operaciones.
En la actualidad, Lois continúa viviendo, pero con sus intestinos, estómago e hígado afectados fuertemente. Sin embargo, no sabe cuánto tiempo más tiene para hacer memorias con sus hijos.
“Siento que podría haberse detectado antes para no tener este diagnóstico tardío y dejar a mis tres hijos. Fue diabólico lo que hicieron los médicos, se suponen que deben brindarnos atención”, explicó la madre a medios ingleses.