La lechuga es por mucho la reina de las protagonistas para los platillos más complejos o sencillos de la cocina.
La lechuga es uno de los ingredientes tradicionales en una ensalada o para acompañar de forma elegante un platillo.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que también contiene muchos beneficios para la salud.
Contiene un elevado índice de potasio, calcio, fosforo y magnesio. También es rica en vitaminas: A, B, C y E. Otra sustancia de interés es la lactucarium, que actúa como calmante sobre el sistema nervioso.
La cual confiere a la lechuga propiedades relajantes y favorecedoras del sueño. Además, tiene poder saciante.
¿Cuáles son los beneficios para la salud?
De la lechuga se ha dicho que tranquiliza, que va bien para la vista, el insomnio y la retención de líquidos, e incluso que influye en la libido.
A continuación, te mostraremos una lista con sus beneficios:
- Es un alimento alcalinizante, refrescante, remineralizante.
- Posee una acción aperitiva, estimulando las glándulas digestivas, así como una suave actividad laxante por su contenido en fibra. Debido a que drena el hígado, ejerce una acción depurativa general del organismo.
- Contribuye a la prevención del cáncer, especialmente de colon y pulmón.
¿Cómo se puede utilizar?
Aunque en nuestro país la tomamos básicamente cruda, también puede utilizarse para elaborar cremas y sopas.
Incluso salteada o hervida resulta sabrosa. Sus hojas se pueden rellenar de arroz, carne o pescado, simplemente escaldando o friendo las hojas enteras.
¿Cómo aprovechar al máximo sus propiedades?
- Comprarla en buen estado: esta no debe tener manchas, con hojas rotas o que esté en cajas demasiado llenas, puede no tener la calidad adecuada.
- Conservarla bien: debe guardarse en un lugar húmedo y fresco, al abrigo de la luz y el aire. No hay que juntarla con manzanas o peras, pues se altera antes. Tampoco debe congelarse.
- Aprovechar al máximo las hojas verdes
- Prepararla poco antes de comer
Cabe destacar que las lechugas de primavera y verano suelen ser más ricas en nutrientes que las de otoño e invierno, debido a un mayor influjo solar.
Como la lechuga tiene un gran contenido en agua suele ser muy perecedera.
Por lo que conviene comprarla justo antes de su consumo y en cantidades que no suponga tener que almacenarlas por más de una semana.