Un reciente estudio publicado en New England Journal of Medicine (NEJM) señala que un joven de 19 años perdió sus dos piernas tras contraer una grave infección a causa de consumir comida mal almacenada.
El estudiante universitario de Massachussetts (Estados Unidos) comió arroz, pollo y noodles que le habían sobrado de una noche anterior. Al inicio experimentó dolor abdominal y su piel comenzó a ponerse de color púrpura, por lo que acudió al hospital.
Sin embargo, a su ingreso al centro médico sufrió un fallo orgánico múltiple y “sarpullido”. Las pruebas arrojaron que además de esta enfermedad, él era un joven completamente saludable.
Tras varias pruebas fue diagnosticado con la enfermedad de púrpura fulminante o meningococemia, lo cual le causó náuseas, rigidez en el cuello, colapso respiratorio, shock y el fallo orgánico.
Este diagnóstico fue una complicación poco frecuente relacionada con un shock séptico causado por bacterias.
Como la situación de este joven continuó empeorando y llegó a desarrollar necrosis, los médicos tomaron la decisión de amputar sus piernas. Además, fue necesario colocarle un marcapasos durante 13 días para estabilizar su función cardiovascular.
Este caso es extraño, pues se conoció que el compañero de cuarto de este joven también consumió las sobras de comida. Sin embargo, en el caso del este otro joven no fue grave, pues únicamente experimentó vómitos.
Los expertos han señalado que este caso, aunque rarísimo, es una advertencia sobre los peligros de almacenar incorrectamente las sobras de arroz y pasta. La razón es que estos alimentos contienen una bacteria llamada Bacillus cereus que, al calentarse y dejarse fuera demasiado tiempo, producen una toxina peligrosa.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) explican que, tras hervir el arroz, este debe mantenerse o muy caliente o enfriarse con rapidez. Lo ideal es refrigerar el arroz sobrante en las dos horas posteriores a la cocción y guardarlo en recipientes pequeños poco profundos.