La isla brasileña de Ilha Furtada, situada en la costa oriental del país, se ha convertido en el hogar de cientos de gatos que fueron abandonados.
Este lugar es conocido como Ilha dos Gatos (“Isla de los Gatos”), y aunque nadie sabe cómo llegaron los gatos a ella, cada vez más personas de la región enviaron a los felinos que no deseaban, de esa manera la población de esto animales comenzó a crecer de manera constante.
Fue la veterinaria Amélia Oliveira, quien comenzó a viajar a la isla para capturar a los animales menos asilvestrados y llevarlos al continente para darlos en adopción. También consiguió castrar a cientos de animales, y esto ayudó a controlar la población de animales. Otras acciones que inició fue proporcionar agua dulce y alimento a los animales, organizaciones también consiguieron construirles refugios.
Sin embargo, la situación de los animales, nuevamente fue crítica con la llegada de la pandemia, ya que las personas que les llevaban alimentos y agua dejaron de hacerlo. En medios llegaron a reportar que comenzaron a alimentarse con ellos mismos. Un informe de Associated Press, de octubre de 2020, indicaba que muchos animales tenían problemas renales y otros trastornos médicos; también sufrían de heridas o picaduras venenosas de los insectos de la isla.
Y ahora, la situación continúa estancada: muchos gatos han vuelto a su estado salvaje, y es muy difícil controlar la población que ya se estima en 750 o más.
Varias asociaciones han propuesto que además de realizarse un censo y se busque una esterilización masiva para que la naturaleza siga su curso. Otras asociaciones piden instalar cámaras para controlar que no lleven más gatos a la isla.
Fuente: Business Insider