Reuben McNulty, un bebé recién nacido, se encontraba junto a su madre que dormía sentada en un sillón, cuando fue atacado por un perro de la familia llamado Dotty.
El padre, que había salido a fumar, al regresar descubrió la escena y pidió atención médica para el menor. Aunque este fue trasladado a un hospital de Cambridgeshire, Inglaterra, terminó falleciendo por una grave lesión en la cabeza.
Las autoridades señalaron este martes que el hecho ocurrido la madrugada del 18 de noviembre de 2018 fue “un corto periodo no intencionado de falta de atención inadvertida”.
El especialista en medicina forense veterinaria Simon Newbury, llamado para este caso, explicó ante el juez que Reuben tenía 23 marcas de perforaciones. Por lo que el perro tuvo que realizar entre cuatro y cinco mordiscos al menor.
Newbury señala que Dotty “vio a Reuben como una presa pequeña o un juguete chillante”. Debido a que cercanos a la familia calificaban a los perros como “muy amigables y no mostraban signos de agresión”.
Tanto Dotty como Fizz, ambas hembras fueron incautadas por la policía y luego sacrificadas.
Las autoridades señalaron que la policía no tomará medidas contra McNulty o la madre de Reuben, ya que fue un accidente y ellos mismos habían tenido suficiente con el trauma vivido.