La Quema del Diablo, originada en el siglo XVI, comenzó como una tradición para iluminar las procesiones de la Virgen de la Inmaculada Concepción, dando inicio a las celebraciones navideñas. Cada 7 de diciembre, se quema tradicionalmente muñecos o piñatas con forma de diablos, simbolizando la eliminación de lo negativo. Muchas personas creen que esta quema representa la purificación de los males del año y el inicio de nuevas oportunidades.