Después del tremendo caos que arma Aslan, al secuestrar a Reyyan para que “sean felices por siempre”, las cosas se salen de control. Hazar y Miran, se enfrentan a él para intentar salvarla; pero Aslan se obstina en no dejarla ir y en su locura, dispara. La bala alcanza a Hazar, quien queda gravemente herido, más no es el único, ya que en ese momento llega Mahfuz y al ver a su hija en peligro, decide abrir fuego contra Aslan.
Sin embargo, Aslan no es un caso aislado al que el karma le devolvió el daño que hizo. Aquí te traemos los momentos más impactantes en los que las y los villanos de las telenovelas recibieron su merecido.
1. Soraya Montenegro en María la del Barrio
Una de las villanas más icónicas de la televisión, Soraya Montenegro, es recordada por su crueldad y su histeria incontrolable: “¡Maldita lisiada!”. Después de innumerables crímenes y manipulaciones, Soraya muere en un incendio, cerrando su ciclo de maldad de manera dramática y acorde con su carácter explosivo.
2. Bárbara Greco en Mañana es para siempre
Bárbara, interpretada magistralmente por Lucero, fue una villana fría y calculadora. A lo largo de la historia, destruyó vidas y familias. Su caída fue lenta, pero segura: terminó tras las rejas, sola y odiada por todos, consumida por su propio odio.
3. Catalina Creel en Cuna de lobos
Uno de los rostros más temidos de la televisión. Catalina, con su parche en el ojo y alma siniestra, manipuló y asesinó sin remordimiento. Sin embargo, la justicia la alcanzó en el final original de la telenovela: fue arrestada por todos sus crímenes, y su imagen quedó como sinónimo de maldad castigada.
4. Estefanía Bracho en La usurpadora
Estefanía fue una de las cómplices en los planes de Paola Bracho, y su ambición la llevó por el camino de la traición. En el clímax de la novela, sus planes se derrumban, sufriendo el desprecio y abandono de todos los que alguna vez manipuló.
5. Federico Rivero en Abrázame muy fuerte
El inescrupuloso Federico Rivero fue uno de los grandes villanos de este drama; después de muchas atrocidades, como el asesinato de su propio padre, Ángel Luis, a quien atropella intencionalmente. Todos sus perversos actos tuvieron consecuencias, pues termina huyendo de la justicia y finalmente muere; aunque su muerte no se muestra explícitamente en la telenovela.
Estos desenlaces son parte del encanto de las telenovelas, porque permiten al público experimentar una catarsis colectiva donde, tarde o temprano, el mal paga sus deudas. Si algo nos enseñan estas historias es que, en el mundo de las telenovelas, la justicia puede tardar, pero siempre llega.