A medida que el año avanza y llegue el 2021, intenta no desanimarte con un hecho desconcertante: lo más probable es que las cosas nunca “vuelvan a la normalidad”, relata el doctor Elmer Huerta.
Dicha frase, se ha convertido en la más usada últimamente. Quizá sea la nostalgia del mundo en enero, lugar donde la vida cotidiana se parecía más a nuestras décadas pasadas. Quizá sea un intento por mostrar control, para volver a una época en la que el cambio no nos fue impuesto.
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Poco a poco estamos aprendiendo si los cambios de este año serán permanentes, si el trabajo, para algunos permanecerá desde casa. O si visitaremos el supermercado menos pero gastaremos más. Si descubriremos que llevar una mascarilla es solo parte de la vida.
La tendencia humana a creer que el cambio es temporal y que el futuro volverá a parecerse al pasado a menudo se denomina “sesgo de normalidad”.
Las personas que no se adaptan al cambio creen que lo que recuerdan como «normal» volverá. Y retrasarán la modificación de sus rutinas o perspectivas diarias. Aquellos que se niegan a usar máscaras pueden ser culpables de un sesgo de normalidad, dijo Thomas Davenport, distinguido profesor presidente de tecnología de la información y administración en el Babson College en Wellesley, Massachusetts.
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Sin embargo, los circuitos del cerebro prefieren sobrevivir. Mientras que parte de nuestra mente puede estar inclinada a resistir el cambio porque sentimos que los desastres son un evento pasajero, otra parte más fuerte de nuestro cerebro abraza lo nuevo rápidamente.
“Adaptación hedónica” es el nombre elaborado por el que sobrevivimos. Es la capacidad de la mente para aceptar rápidamente algo en su entorno que semanas antes no habríamos aceptado. El beneficio de la adaptación hedónica es que funciona en todas las direcciones. Los cambios que alteran la vida diaria un mes pueden desaparecer tan rápidamente al siguiente cuando ya no son relevantes.
“Podría ser adaptarse a la máscara como la nueva normalidad”, dijo Sonja Lyubomirsky, distinguida profesora de psicología en la Universidad de California, antes de quitarse la máscara, “Y luego adaptarse de nuevo a la antigua normalidad”.
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Sin embargo, los cambios a corto plazo se eliminan fácilmente. Lyubomirsky recordó una reunión al aire libre de académicos a la que asistió en Montana el verano pasado, donde se administraron pruebas de covid y se mantuvieron los protocolos.
La vida es esencialmente una serie de cambios y adaptación, dijo. Y esto último es algo que los humanos hacemos bien. Las personas tienden a poner más peso en lo que sienten en el momento, dijo Lyubomirsky.
Fuente: cnnespanol.cnn.com
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