Las lluvias representan una bendición para miles de personas, especialmente para quienes se dedican a la agricultura, pero en la época lluviosa, de mayo a octubre, la lluvia se transforma en sinónimo de destrucción y pérdidas.
En lo que va del 2022, se han atendido un millón guatemaltecos perjudicados por inundaciones, deslaves, deslizamientos de tierra y otros eventos provocados por el invierno.
Este año, los departamentos de Guatemala, San Marcos, Quetzaltenango, Retalhuleu, Suchitepéquez, Escuintla, Santa Rosa, Jutiapa, Jalapa, Alta Verapaz y Baja Verapaz, son los más afectados.
El equipo de Expedientes visitó algunas de las comunidades afectadas por las lluvias, como lo es San José La Arada en Chiquimula.
El 18 de junio de este año, los vecinos de San José La Arada despertaron en la madrugada a causa de la fuerte lluvia que aumentó el caudal del río San José y destruyó los seis puentes (dos vehiculares y cuatro de hamaca) que comunicaban al municipio.
Varias personas migraron de sus pueblos para buscar un lugar más seguro, algunos alquilando y otros viviendo con familiares y amigos. Planean regresar únicamente en verano, el invierno lo continuarán viviendo en un lugar más seguro.
Destrucción y pérdidas
Por desgracia no todos cuentan con los medios necesarios para alquilar o con familia que les permita vivir con ellos, y no tienen más opción que continuar viviendo junto al peligro. Ese es el caso de Maricela. Ella comenta que a raíz del reciente desastre vive con constante temor, especialmente durante las noches y cuando debe cruzar el río para llegar al pueblo.
Don Ricardo, de 69 años, es una de las personas que perdió todo a consecuencia de las inundaciones, y ahora teme regresar al lugar que un día llamó hogar, pues está consciente del peligro por las copiosas lluvias.