Sara Gómez, una mujer de 39 años, buscó cambiar su apariencia sometiéndose a una cirugía estética, sin embargo, no logró su objetivo y falleció el pasado 1 de enero en España. Ahora, semanas después se empieza a comprender qué salió mal.
La familia reveló que Sara salió del quirófano con “lesiones propias de una reyerta con armas”, pues tenía casi 30 perforaciones de entre 0,5 y 2 centímetros en diferentes órganos. El abogado de la familia detalló que los riñones, el colon, el intestino y el hígado de la víctima estaban completamente dañados.
Los medios explicaron que el 02 de diciembre de 2021, Sara ingresó a una clínica en Cartagena, Murcia (España) en buen estado de salud, en busca de someterse a una lipoescultura. Luego de cinco horas de cirugía, el médico aseguró que la paciente se encontraba en perfecto estado.
Al paso de las horas, se trasladó a Sara en “extrema gravedad” a un centro asistencial en donde permaneció internada casi un mes.
El informe médico señala que la mujer de 39 años tenía lesiones como “necrosis de la pared abdominal, peritonitis, absceso con contenido intestinal, disección de todo el retroperitoneo derecho e izquierdo con exposición de ambos músculos psoasiliacos, gran edematización y congestión gastrointestinal con múltiples perforaciones”.
Por su parte, el cirujano denunciado, asegura que la intervención se realizó de forma regular. El anestesista que asistió la cirugía alega que advirtió al médico que la paciente sufría episodios de hipotensión.
Pese a la denuncia y a la investigación, el médico cirujano continúa ejerciendo, pues no ha sido apartado de su cargo.