La PFA y la policía Bonaerense, el pasado 29 de diciembre de 2020, allanaron la casa en Adrogué y el consultorio en Belgrano del médico neurocirujano Leopoldo Luque, último especialista en tratar a Maradona.
Se encontró la historia clínica del astro, una pila de cien páginas con anotaciones y arrugas, pero lo que más llamó la atención fueron tres hojas curiosas: En una, Maradona dice pedir su historia clínica a la Clínica Olivos, donde Luque lo operó del cerebro. En otra, se encuentra una firma de Diego escaneada. En la última, hay varias firmas, como si alguien las practicara.
Cabe señalar que la firma de Maradona es una de las más famosas del mundo, repetida a través de décadas. Es otra firma, más oficial. La sospecha es obvia: ¿acaso el médico falsificaba la firma del astro? ¿Por qué necesitaba hacerlo?
El hallazgo, abre interrogantes sobre la relación del médico y el ídolo: ¿por qué necesitaba este artilugio si acaso Maradona se mostraba tan cercano a él? Las hojas fueron enviadas a ser analizadas por un perito caligráfico de la Asesoría Pericial de la Procuración.
Los fiscales del caso, saben que un pedido de historia clínica debe hacerse bajo firma expresa del paciente. En otro procedimiento, se secuestró una constancia donde se retiraron cuatro historias clínicas de Olivos. A Luque se le encontró solo una.
En sus cálculos, los fiscales creen que el supuesto falso pedido de Diego fue ingresado. Pero, ¿para qué lo haría?
Leopoldo Luque no se encuentra imputado por mala praxis, por negligencia o impericia en su tratamiento a Diego. Sin embargo, se encuentra bajo sospecha.
Las pericias histológicas y toxicológicas a la sangre, la orina y las muestras de órganos tomados del cuerpo de Maradona arrojaron resultados desoladores para la causa que es investigada, la Policía Científica encontró un hígado marcado por la cirrosis, un corazón visiblemente deteriorado con múltiples patologías y una batería de psicofármacos en la sangre: antidepresivos, anticonvulsivos, medicación para tratar su adicción al alcohol, pero ningún medicamento de indicación cardíaca apareció en su sistema.
Las sucesivas inspecciones a la casa donde murió, tampoco encontraron equipamiento médico: no había un monitor para su corazón, un desfibrilador, un tanque de oxígeno, un llamador junto a su cama para alertar de cualquier situación, ni siquiera suero, nada.
Los fiscales consideran que Maradona estaba bajo una internación domiciliaria. Deficiente, sin elementos, pero así era.
Fuente: infobae.com