9 de septiembre de 2013, una fecha que decenas de familias guatemaltecas no olvidan. Ese día, un autobús extraurbano con 80 pasajeros cayó a un barranco de 200 metros de profundidad, esto en San Martín Jilotepeque, departamento de Chimaltenango. Ese accidente dejó 48 fallecidos y 37 heridos.
Uno de los sobrevivientes es William Salomé, quien actualmente reside en la aldea Varituc. Su esposa, María Emiliana Hernández, narra que ese día su esposo se despidió como siempre para ir a trabajar a La Florida, zona 19, pero una llamada lo cambió todo: el bus en el que viajaba se había accidentado en San Martín Jilotepeque.
María Emiliana acudió a buscarlo entre las víctimas mortales, pero este había sobrevivido y como estaba en estado grave, fue trasladado a un hospital de la Ciudad de Guatemala. La madre de cuatro niños, permaneció a su lado durante un mes.
Aunque William Salomé comenzó a dar señales de recuperación, él nunca consiguió volver a ser quien era. El accidente le causó pérdida de memoria, discapacidad para movilizarse y hablar, con el paso de los años su familia ha notado que también tiene síntomas de esquizofrenia.
Hasta hoy, William no reconoce a nadie, y depende de ser atendido por otras personas. Él era quien llevaba sustento a su esposa y cuatro hijos, y ahora, pasan serias necesidades económicas.
Después de casi ocho años, la familia de Emiliana no ha recibido dinero para reparar los daños provocados durante el accidente. El equipo de Expedientes indagó sobre qué pasa con el pago de estos daños.