Refugios de animales en Florida y otros estados de EE.UU. reportan saturación crítica tras recibir decenas de mascotas abandonadas por migrantes deportados de forma repentina por autoridades migratorias.
Un centro en el oeste de Miami, por ejemplo, ha acogido al menos 19 perros y gatos en los últimos meses, además de aves, superando su capacidad con más de 50 perros y 30 gatos bajo cuidado.
Esta crisis colateral, amplificada por las políticas de deportación, ha forzado a adaptar establos y tres casas rodantes con gastos mensuales de luz de $1,200, un esfuerzo insostenible que se replica en otros condados.