La corona de Adviento, símbolo litúrgico que marca el periodo previo al nacimiento de Jesús en Navidad, adquiere un significado trascendental para los creyentes. Más allá de ser un mero elemento decorativo, esta tradición conlleva profundo simbolismo espiritual. Sus cuatro velas, encendidas sucesivamente durante las cuatro semanas de Adviento, representan la esperanza, la paz, la alegría y el amor.