Con 12 kilómetros de largo, 3 kilómetros de ancho, y una superficie de 15.2 kilómetros cuadrados, el lago de Amatitlán es el cuarto cuerpo de agua más grande de Guatemala. Por desgracia, se encuentra sumamente contaminado.
Una de las causas de la contaminación es que el lago es alimentado por el río Villalobos, el cual es uno de los principales desagües del área metropolitana.
Pese a la contaminación, este lago continúa siendo un foco de turismo, aunque por desgracia en los últimos años se ha visto reducido.
Expedientes conversó con vendedores que llevan años en el lugar, estos explican que antes se podía nadar e incluso pescar en la playa pública del lago. Sin embargo, cada vez el lago está más contaminado por el río Villalobos.
Aunque el turismo ha ido disminuyendo, muchos vendedores aún permanecen en el lugar atendiendo a personas que aún llegan para dar paseos o comer.
No pierden la esperanza
Por más de dos décadas, la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Amatitlán (AMSA) ha trabajado en la implementación de programas para recuperar el cuerpo de agua.
Joel Chanchavac, de AMSA, explicó que existen al menos 32 focos de contaminación: 14 municipios contaminan con desagües al lago.
Los expertos no pierden la esperanza de recuperar el lago, pues aún con contaminación existen animales que viven en él y de él.
Entre los trabajos en la superficie del lago que realiza AMSA se encuentra la extracción de desechos sólidos que ingresan al lago por la lluvia, la recolección de basura que vecinos arrojan al lago para no pagar extracción. En verano, esta entidad extrae plantas acuáticas que crecen en el lago y que son dañinas para este.
Sin embargo, no basta con recoger la basura, pues AMSA ha encontrado metales tóxicos como arsénico, cromo hexavalente, cadmio, plomo, mercurio, en el cuerpo de agua. Por ello recomiendan, a nivel municipal, incrementar el tratamiento de agua residual.