Miembros de la secta Lev Tahor se manifestaron frente al Palacio Nacional de la Cultura, solicitando una audiencia con el presidente Bernardo Arévalo.
Un representante de la secretaría privada de la presidencia les informó que no se accedería a su solicitud y les indicó que se presentaran ante la sede de la PGN de tribunales para identificarse y demostrar su parentesco con los menores albergados en diferentes centros.
Esta situación surge tras el rescate de menores de la comunidad, ahora bajo protección del estado. En otros países, esta secta ha sido judicialmente calificada como un culto peligroso, con líderes condenados por secuestro y explotación sexual infantil.