A partir del domingo, y durante los próximos dos años, Canadá prohibió a los extranjeros comprar casa o apartamento, esto como medida para combatir la crisis que atraviesa el país respecto a la adquisición de viviendas.
La medida propuesta por el primer ministro Justin Trudeau hace excepciones para refugiados o residentes permanentes. La ley solo aplica a las residencias urbanas y no a lugares de turismo como las casas de veraneo.
Ya durante la campaña electoral de 2021 el partido Liberal, al que pertenece Trudeau, se quejó que los inversores extranjeros causaban que el precio de las viviendas aumentara y dificultaba que los canadienses lograran adquirir una propiedad.
La Asociación de Agentes Inmobiliarios señala que en diciembre el precio promedio de una vivienda fue de 630 mil dólares canadienses (465 mil dólares estadounidenses) en comparación a los 800 mil dólares canadienses que costaba hace un año.
Sin embargo, los expertos dudan que esta medida sea eficaz, pues los extranjeros representan menos del 5% de los propietarios de viviendas en Canadá.
Afirman que lo mejor sería acelerar la construcción de nuevas viviendas.
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