Thompson Vitor, tenía 15 años cuando aprobó el examen de ingreso a un instituto de preparatoria, y él asegura que todo se lo debe a su familia y los libros que encontraron en la basura.
La familia que vive en Rio Grande do Norte en Brasil, se dedicaba a recolectar basura, pero con el deseo que inculcar la lectura en Thompson y sus otros hijos, comenzaron a recolectar diversos libros.
Rosangela Marinho, madre de Thompson, explicó a un medio local que comenzó a recolectar libros de la basura cuando observó que a su hijo, desde pequeño, le gustaba la lectura y lo relacionado con el estudio. Thompson se levantaba muy temprano para acudir a la secundaria ubicada a seis kilómetros de su domicilio para llegar hasta el colegio usando su bicicleta. Por ello debía madrugar para llegar a tiempo.
Luego de estudiar y compartir algunos momentos con otros alumnos, nuevamente emprendía el recorrido de seis kilómetros. Al llegar a casa ayudaba a su familia o se dedicaba a leer los libros que su madre se esforzaba por conseguirle.
Entre los libros que encontraron estaban los que le permitieron estudiar para realizar y ganar el examen de admisión al Instituto Federal del Río Grandel del Norte (IFRN).
Doña Rosangela, indicó en su momento sentirse muy orgullosa por Thompson y esperando que el estudio y la lectura le permitieran tener una vida mejor en el futuro.
Thompson consiguió estudiar Química en la Universidad de Rochester, Nueva York (Estados Unidos), un lugar mucho más lejos del que inicialmente arrojaron los libros.
La historia de esta madre y su hijo sirvió para lanzar la campaña del proyecto “Lee a un niño”, el cual fue promovido en Brasil para incentivar la transformación de los niños mediante la lectura.
En la actualidad, Thompson y Rosangela continúan siendo un ejemplo para las comunidades, en donde la educación y lectura disminuye mientras la pobreza crece.