Se apaga otra vida en el mundo del fútbol, Alejandro Sabella fallece a sólo dos semanas del adiós a Diego Maradona. Aquellos que marcaron a la persona en el día a día, independientemente de esa pelota que fue su vínculo con la notoriedad.
Sabella fue un buen padre, esposo y amigo, pero fundamentalmente, un gran profesional. Fue ese “10” elegante que se destacó en el club argentino River Plate donde se formó, muy a pesar de jugar bajo la sombra de Norberto Alonso, el destacado de River en ese entonces; y dejó una huella imborrable en Estudiantes.
También, un notable entrenador que se dio el gusto de ganar la Copa Libertadores con el Estudiantes de la Plata y estuvo muy cerca de igualar a uno de sus maestros, Carlos Salvador Bilardo. Solo le faltó la Copa del Mundo que lastimosamente perdió en Brasil 2014 ante Alemania por la minima diferencia.
Tambien en River Plate fue parte de la dirección técnica, junto con Daniel Passarella como ayudante de campo. También acompañó a Pasarella en la Selección Argentina del 98. Fue una revancha personal para Alejandro Sabella, que no había podido jugar el Mundial 86. Competía por el puesto con Diego Maradona y Ricardo Enrique Bochini, posibilidad mas que nula de ser parte de esa selección.
Alejandro Sabella como DT
Después de 15 años que había sido el ayudante de campo en Estudiantes de la Plata, asumió el puesto de DT. Que lo llevó a ser protagonista de una de las páginas más gloriosas de la historia de este club con la adjudicación de la cuarta Copa Libertadores en 2009.
En el 2014, Alejandro Sabella pudo darse el gusto de dirigir a Messi y le dio vuelo a los que, por entonces, eran los cuatro fantásticos: Leo, Sergio Agüero, Angel Di María y Gonzalo Higuaín. Condujo la mejor versión de la generación de subcampeones del mundial 2014. Para “Pachorra”, Messi era Picasso.
Los alemanes le quitaron la posibilidad de subirse al pedestal de César Luis Menotti y de Bilardo, en ser el entrenador de una Argentina campeón del mundo.
Nunca volvió a ver aquella final en el Maracaná que lo marcó. “Quiero creer que es como un acto de defensa del ser humano, de la mente: no lo querés ver de nuevo para no amargarte. Me parece que hay un poco de eso”, confesó.
“El día a día es demasiado exigente”, dijo hace dos años, cuando se pudo recuperar de un cáncer. Entonces, aseguró: “Cuando yo estaba peleando para ver si seguía acá con ustedes o me iba para el otro lado, me acordé lo que les decía a mis alumnos, a mis jugadores: ‘No pueden dar menos del 100%’. Y si se los pedía a ellos, yo tenía que luchar para mantenerme con vida“. Y luchó hasta el final, claro. Hasta que el corazón le falló y dijo adiós.
Tomado de: clarin.com