Ruhshana Samimi, es una abuela afgana que decidió vender a su nieta debido a que la crisis económica que atraviesa el país no le permite alimentarla.
“Luchamos contra la pobreza día y noche. Con la sequía de este año, no tenemos nada para comer en nuestra casa. Llevamos viviendo aquí unos seis meses y nadie nos ha ayudado, no podemos encontrar trabajo”, señaló la mujer a los medios que la entrevistaron.
La niña de seis años, llamada Zinet, explicó que tras enfermar su tío, no han podido conseguir el suficiente dinero para mantenerse. “Mi abuela quiere venderme. No podemos encontrar pan para comer. Acepté todo lo que dijo mi abuela”, señaló.
Actualmente Afganistán se enfrenta a una sequía que afecta a más del 80% de la población, la hambruna en aumento ha hecho que muchas familias recurran a la práctica de vender a sus hijas para poder subsistir.
Otro de los casos conocidos es el de un padre que vendió a su hija de nueve años a un hombre de 55 años, con el fin de poder alimentar al resto de su familia. El comprador asegura que su intención es emplear a la niña para trabajar en su hogar, no casarse, aunque el padre no está seguro de ello.
El padre asegura sentirse avergonzado y culpable por entregar de esa manera a su hija, pero no puede sostener a los ocho miembros de su hogar, pues no encuentra trabajo.
Fuente: LaRepública