Beverly Schottenstein, una abuela multimillonaria de Estados Unidos, decidió darle una lección a dos de sus nietos, quienes se apropiaron de su dinero y lo derrocharon sin su consentimiento.
La mujer de 84 años decidió emprender acciones legales el año pasado, para exigir que se le devolvieran 69 millones de dólares. Fue durante octubre de 2020 que la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera (Finra, por sus siglas en inglés) realizó las primeras audiencias. Finalmente, en enero se dictaminó que los dos nietos eran responsables de malversación de fondos.
El banco, que no impidió la gestión indebida de los fondos de Schottenstein, tuvo que pagar 4,7 millones de dólares y devolver el dinero que se invirtió en un fondo hecho por los dos nietos.
En cuanto a los nietos, Evan tiene que devolver nueve millones de dólares, mientras que su nieto Avi tiene que abonar 600 mil dólares. Entre ambos deben pagar 19 millones de dólares, incluidos los honorarios legales. Además de devolver el dinero que invirtieron en un fondo de capital privado.
Según se explica, Schottenstein pidió a Evan gestionar su fortuna en 2006, años más tarde, Avi también estuvo implicado en esa tarea. Entre ambos llegaron a administrar más de 80 millones de dólares, pero otra nieta, Cathy Schottenstein Pattap, prima de los hombres, vio con preocupación algunas de estas maniobras.
Todas las sospechas de la abuela aumentaron cuando no le aceptaron uno de sus cheques y descubrió que su dinero había estado desapareciendo entre 2016 y 2018.
Los hermanos, que trabajaban en el banco que autorizó los movimientos de capital, fueron despedidos. Los padres de los hombres afirman que el corazón de Beverley se “envenenó” para poder “obtener control de su patrimonio”.
Por su parte, Beverley asegura que aún vacila entre la ira, el arrepentimiento y tristeza. Algunos miembros de su familia le aseguran que debería haber dejado pasar lo hecho por sus nietos, pero también afirma: “Si hubieran sido honestos, podría haberles dado el mundo”.
Fuente: Bloomberg